Manu Moreno, entrenador del equipo Junior de Fundación Bilbao Basket
De una familia ligada al baloncesto, Manu Moreno jugó durante varios años en categorías de formación y después dio el salto a entrenar. “Yo a todo el mundo le digo. Si es por vocación, hazlo”, dice. Tras entrenar al primer equipo femenino de Barakaldo, ha llegado a la cantera de Bilbao Basket, en la que ha sido su primera temporada como entrenador del junior. “Yo me encontré aquí como en una nueva familia y estoy muy a gusto”, se sincera Moreno.
El equipo junior ha hecho una gran temporada. Se clasificó para jugar el Campeonato de España Junior e hizo un papel excelente plantando cara a los mejores equipos de España. En la fase de grupos del campeonato pasó a la ronda de eliminatorias, alcanzando los octavos de final.
¿Qué valoración haces de la temporada?
Tenemos un equipo que en su mayoría es de primer año. Entonces, poder llegar hasta allí con un equipo de primer año es espectacular. Tenemos una generación muy buena. La valoración es sobresaliente. De la primera fase de liga que jugamos quedamos primeros, por delante de Baskonia, y la siguiente fase fuimos segundos empatados con ellos. Realmente, la valoración que es muy muy buena.
¿Cómo has visto a los jugadores?
El crecimiento que han hecho todos los jugadores es espectacular. Aimar Mintegui ha recibido el premio al mejor jugador de la temporada y siete jugadores del junior han debutado en Liga EBA. Al final, para nosotros el éxito es que esos jugadores puedan competir lo más arriba posible. Las victorias son un poco consecuencia del trabajo que haces, pero para nosotros el éxito es que vayan debutando arriba.
¿Les has visto evolución desde el primer hasta el último partido?
Sí, totalmente. Ya venían de una base muy buena y muy bien trabajados, y eso facilita que puedas ser un poco más meticuloso en el trabajo.
¿Cómo vas a encarar la siguiente temporada con ellos?
Con la referencia que tenemos de este año, igualar lo que hemos hecho. Intentar luchar por competir con Baskonia, que cuenta con una cantera internacional, llegar a un campeonato de España y llegar lo más lejos posible en cuanto a rendimiento. De cara al rendimiento personal de los jugadores, que sean capaces de jugar en categorías superiores y producir. Que no sea el simple hecho de que debuten y que tengan minutos, sino que sean minutos de productividad.
Has logrado el premio a mejor entrenador junior del año, ¿Qué significa para ti ese reconocimiento?
Yo, para lo bueno y para lo malo, soy la cabeza visible de esto. Que a mí me den ese premio… Yo te aseguro que la gente se sorprendería del trabajo que hacen mis compañeros Lukas Bárbara y Leire González. Te lo aseguro. Tengo a dos personas en el staff que son espectaculares. No he tenido ninguna rotura de fibras en toda la temporada. Leire los ha puesto todo el rato al 100%. He tenido disponibles a los jugadores toda la temporada. Eso es un éxito. Se lo dije el otro día, el trabajo que ha hecho es espectacular.
Y mi ayudante, Lukas, es un auténtico cerebro. Se conoce toda la liga y continuamente me está aportando soluciones. Eso te ayuda a que tú como entrenador también te fuerces a ser mejor. Por eso te digo que el premio es para todos. Porque sin ellos y sin el equipo hubiese sido imposible. Me han ayudado a que no haya errores en la dirección de partidos.
Es un premio que dan los entrenadores. ¿Es cómo tener su reconocimiento?
Creo que sí. Creo que hacemos un baloncesto con el que la gente se puede identificar. Somos un equipo compuesto exclusivamente por vascos.
Hablando de ti como entrenador, ¿De dónde te viene esa vocación?
Yo vengo de una familia que nos hemos criado en el deporte. Mi padre fue entrenador profesional, estuvo aquí entrenando en Caja Bilbao, estuvo en Baskonia y en Pamesa Valencia. Soy el pequeño de tres hermanos y me crie en la etapa de Valencia. Mis recuerdos están vinculados al deporte. Siempre nos hemos criado en ese entorno. Mi hermano fue jugador profesional y mi tía también ha sido jugadora profesional de la Selección Española.
Yo también jugué. Me formé en la cantera del Baskonia porque soy de Vitoria. El físico empezó a mandarme mensajes en forma de lesiones, pero quería seguir vinculado al deporte, por lo que dar el salto a entrenar era algo natural. Si que es cierto que ya en mis últimos años de jugador la cabeza me pedía más entrenar que jugar. A partir de ahí empecé a curiosear, a trastear en equipos de formación y poco a poco terminé llegando aquí.
¿Fue como una evolución?
Sí. Yo te soy sincero, soy el que menos talento tenía de mi familia. He sido capaz de jugar a buen nivel, pero tengo la suerte de haber disfrutado mucho de años de mi hermano, que ha sido 15 años jugador de Liga EBA cuando era la segunda división. También, cuando vives en una provincia como es Álava, en la que tampoco hay muchas oportunidades para jugar a baloncesto y hay muchos jugadores para pocos equipos, la competencia es tan grande que al final terminas relegado a ligas menores y no tienes tantas oportunidades para jugar arriba. Entonces ahí fue cuando decidí que mi tiempo como jugador había terminado y me dediqué a entrenar.
Es un paso natural, al fin y al cabo.
Yo a todo el mundo le digo. Si es por vocación, hazlo. Yo entiendo esto como una forma de devolver lo que a mí me han dado. He tenido la suerte de tener buenos entrenadores que me han dado la oportunidad de ir a campeonatos de España, de estar en selecciones, de formarme como jugador… Pues un poco devolver todo lo que me han dado a mí.
Tuviste una etapa como entrenador del Barakaldo femenino, ¿cómo la recuerdas?
La recuerdo bien. Fue un salto importante porque ya entras en una liga FEB, que es semiprofesional, ya entrenando a jugadoras profesionales y entrenando en inglés. Estuve allí la mitad de la temporada con un récord de 6-6. Fue el mejor arranque de Barakaldo en su historia, exceptuando este año que han sido invictas. Dos días después de salir del proyecto recibí la llamada de Mikel.
¿Qué está suponiendo para ti esta etapa en Bilbao Basket?
La llamada de Mikel supuso un reto de reencontrarme con mi yo entrenador. Me he encontrado aquí como en una nueva familia y estoy muy a gusto. Ha sido un cambio espectacular.
¿Tienes algún referente como entrenador?
Le tengo especial cariño a Ibon Navarro, porque coincidí con él en categorías inferiores de Baskonia y me parece que es un entrenador que refleja mucho lo que yo entiendo por ser entrenador. Es apasionado y plantea los partidos como si fueran partidas de ajedrez. En su forma de entrenar muestra también cariño hacia los jugadores.
Jaume Ponsarnau es un entrenador al que llevaba tiempo siguiendo. Dijo una frase que se me quedó grabada, que a veces hace falta tener mucho más carácter para no gritar cuando quieres gritar. Yo también creo que no hace falta ser un entrenador que grite todo el rato para buscar credibilidad. Son cosas que he descubierto este año por su cercanía y su forma de jugar. Disfruto de entrenadores como él, que hacen jugar bien a sus equipos.
También me he fijado en mi padre o en mi hermano , que como jugador también era un director total.
¿Qué tipo de entrenador crees que eres, o intentas ser?
Intento ser el entrenador que a mí me gustaría tener. Es decir, intento darle muchas soluciones al jugador y le exijo, pero también intento aportarle mucho espacio para que sea creativo y tenga esa chispa, que se sienta jugador y pueda manejar diferentes situaciones. Me gusta llevar el control, intentar ganarme a los jugadores con baloncesto y a partir de ahí, cuando tú les das la confianza ellos te la van a devolver a la mínima cosa que les pidas.
Cada vez me estoy volviendo un poco más detallista gracias a los entrenadores ayudantes que tengo. Ellos te hacen ser mejor. No hay que tener miedo a rodearte de gente mejor que tú, y cuando lo haces, te hacen ser mejor.